JESÚS QUIERE SANARTE!!

San Juan 5: 5-9

“Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
Cuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo:

¿Quieres ser sano?

Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua;
y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.

Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.

Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo”.

Este hombre seguramente estaba desesperado, decepcionado y triste, viendo que el tiempo pasaba y su problema no se solucionaba.
Es notable observar como Jesús se detuvo ante él. Sin embargo, este hombre estaba esperando al ángel y no a Jesús; no tenía la menor idea de quién era realmente Cristo.

Estaba tan oprimido en su dolor, sus ojos estaban tan cegados, que el mismo Jesús le preguntó:

¿Quieres ser sano?

Y en lugar de responder que sí, le dijo:

¿Cómo voy a ser sano si cada vez que viene el ángel hay otro que llega antes que yo?

Pero Jesús continuó y al mirarlo supo todo sobre su vida. Supo que llevaba ya muchos años de sufrimiento; y le dijo:

Levántate, toma tu lecho y anda, estás sano.

Por supuesto, el hombre se levantó y comenzó a saltar de alegría! En medio de esa congregación, obtuvo su milagro.

Al igual que este hombre, tal vez te encuentres en una condición similar que puede ser tanto física, como espiritual o también emocionalmente hablando, Dios quiere darte hoy tu milagro!!
Él te dice:

Levántate y anda! Porque ya estás sano!

Tomado de una predica del doctor Claudio Freidzón, Iglesia Rey de Reyes de Belgrano.
Argentina
http://www.claudiofredzon.org/

Cuando padecemos problemas sentimentales, económicos, de rechazo familiar, falta de autoestima; o de cualquier otra índole personal o social, esto nos va llevando a perder la salud; el tema es que no nos damos cuenta de ello hasta que nos vemos imposibilitados de salir de la cama. Esto lo digo con propiedad ya que lo viví en carne propia, como quién dice.

Hace diez años un ángel me acercó a la fuente donde podía encontrarme con mi sanidad espíritual.

Sí, por qué, al perder la salud del cuerpo nos lleva a perder la paz del alma, para luego nuestro espíritu encontrarse cómo pájaro encarcelado; ya no podremos apreciar más la belleza de nuestro universo, no podremos reírnos al ver la cara llena de chocolate de nuestros hijos, ni jugar con ellos, porque solo podemos ver días negros y grises.

Vemos como los días pasan, y no le encontramos gracia a nada, siendo que todo el universo es hermoso; aun los días que amanece nublado; aun los días en que los achaques propios de nuestra edad no nos dejan la movilidad que teníamos en nuestros años mozos.

No hay peor cosa que perder la salud, la alegría, la paz, pero, SI, hay un pero más, porque lo peor de todo es perder los sueños. Y yo creo fervientemente que Jesús es el dueño de mis sueños, y creo también fervientemente que cuando pierdo los sueños lo pierdo a Jesús.
AMEN


María Luz