
Siempre hice alución a mis sueños, y a lo importante que es tener un sueño como para darle sentido a la vida, o a esta vida. Concretar mis sueños fue o era mi mayor ilución. Y hoy a partir de algo que me hizo dar de bruces como contra una pared, me di cuenta que en realidad nunca tube en claro cual es ese sueño al que quiero llegar.
Me quedé pensando en esto mientras veía Tratáme bien, una novela argentina que hace dos años dieron por canal trece, y que hoy gracias a una página del mismo canal que subió los treinta y seís capitulos pude verlos en solo una semana.
En esta novela me sentí identificada con Sofía la protagonista, aunque ella es una mujer casi veinte años más joven que yo, pero con la misma sensación de soledad, de frustración, de sentir que vamos por la vida sin que nadie se dé cuenta de que estamos, que sea lo mismo si reímos o lloramos, si logramos ser felices o no. No poder saber si se acuerdan de nosotras cuando no nos necesitan.
¿Qué son los sueños en realidad? o mejor dicho ¿Cual es ese sueño que me desvela?
Alguien me dijo que un sueño es un proyecto, pero que a ese proyecto hay que llevarlo a cabo, uno debe ponerlo en marcha, paso a paso, tomando medidas, dandole forma como si fuera una empresa, sino nunca puede hacerse realidad, porque un sueño tiene que tener entidad, sino pasa a ser un mero deseo, algo sin importancia.
Y me dí de narices en que lo mío es solo una útopia: algo que no sé llevar a cabo porque no son proyectos realizables. Porque en realidad entre tantos bosquejos, uno de ellos es llegar a ser feliz y encontrar la paz. Poder reír junto a mis hijos, a mi nieta. Poder disfrutar los años que Dios me ha extendido por pura gracia. Compartir una velada con amigos, viajar aunque solo sea con un buen libro entre las manos, o solamente poder contemplar una puesta de sol tomada del brazo de alguien que se sienta feliz a mi lado.
No pensar en que el odio, la ira, el malhumor me llena de hiel las venas obstruyendome el camino hacia la verdadera virtud.
Y me doy cuenta que esta es una empresa dificil porque no soy dueña de poner en marcha los mecanismos de mis propios proyectos porque dependo siempre de terceros.
Toda mi vida fue así, siempre es alguién quien digita mis pasos a dar. ¿Como puedo hacer y deshacer mi fábrica de sueños, si siempre hay alguien que tira abajo mi maquinaria creadora.
Me siento ahogada en esta caparazón dura que se fue gestando a mi alrededor, tanto que ya ni ganas tengo de pensar en sueños, solo tengo ganas de poder dormir un poco y no pensar en nada hasta mañana.
María Luz
No hay comentarios:
Publicar un comentario