GRACIAS POR VISITARME! PUEDES DEJAR UN COMENTARIO.

LUISANA

LUISANA
MI SOLSITO!!!!

ANHELOS

"Emergo radiante hacia la Luz



Esperando que descubras



La raíz de mis quimeras...



... Y al estar ante tí,



Despojada



Extremecida



Hallo que has de ver



Mi esencia..."





LOS SALUDO A TODOS CON LA PAZ DE DIOS!!





María Luz

viernes, 10 de julio de 2009

CUENTOS DE LA GRUTA (1)



A mi madre como a mí, desde siempre le apasionó contar historias. Muchas de ellas eran extrañas y escabrosas para la mente de sus pequeños retoños.


Estos eran sucesos que habían llegado a sus oídos de parte de sus mayores, a los que ella muy segura daba por cierto. Porque mi progenitora continuamente decía que la gente grande no miente.

Los extraños episodios a los que mi madre aludía por esos días, eran relatos que corría de boca en boca y transcurrían siempre en noches negras, cual fauces de lobo; o cuando la luna mostraba su reluciente cara. Yo recuerdo que siempre creía a rajatabla todas las cosas que mi madre nos contaba, como tantas otras historias que nos refería. Tanto es así que a medida que fui creciendo seguía con la duda de si estos hechos alucinantes que ella o los parientes y vecinos contaban, habían pasado en la realidad o solo eran fábulas de gente sencilla para matar las horas de provincia.

Todos los sábados por las noches las familias del inquilinato donde vivíamos nos juntábamos alrededor de un chispeante brasero. Grandes y chicos esperábamos ansiosos ese momento y mientras un espumoso mate dulzón pasaba de mano en mano calentando la herramienta que ayudaba a desgranar tantas coloridas escenas, éstas comenzaban a tomar cuerpo sin pausa y sin prisa. Historias que tras repetirlas se convertirían luego en leyendas para nuestros mayores y en pesadillas para nosotros, los niños. Pero claro, que esto lo pienso hoy que ya estoy bastante mayorcita, y que después de tanta agua escurrida bajo el puente solo puedo creer en mis propias historias.

Pero cuando mi madre con mucha convicción, lujos de detalles y sin omitir un punto ni una coma nos imbuía de lleno en su mundo; lograba que ninguno de sus retoños por más asustados o muertos de sueño nos moviéramos de nuestros asientos. Claro que llegábamos al fin de cada velada con un mínimo de resuello, el elemental como para seguir atentamente sus fantasías, y siempre guardando en lo más recóndito de nuestras almas la esperanza de que no se nos apareciera en la cama el espectro de algunos de los tantos personajes macabros que habitaban la cabeza de nuestra madre y de gran parte de nuestros mayores.


Era tanta la adrenalina que corría por nuestras pequeñas cabecitas, que se nos escapaban los ojos de las órbitas ante tantos ilusorios y escabrosos sucesos. Sin soltarnos de las manos con mis cuatro hermanitas y otros tantos niños del vecindario compañeros involuntarios y estremecidos de terror compartíamos sin poder dar crédito a lo que oíamos en esas noches fantásticas de nuestra niñez. Cada memoria viene hoy a mí con nitidez por lo tantas veces machacada.

Una de estas historias, era la de un campesino que volvía a su rancho cruzando el monte después de terminada sus labores en el campo, éste veía de repente pasar entre los matorrales a una mujer toda vestida de negro; a la cual todos bautizaron con justicia La viuda negra. El aterrado hombre atrapado entre la negrura de la noche podía ver cuando de la nada salía al encuentro de la pobre infeliz, un hombre encapuchado cabalgando un caballo también oscuro que cortaba el aire con sus dos patas delanteras. El personaje galopaba a lomo de su caballo tratando de tomar de los cabellos a la pobre víctima, que en su locura corría por el medio del sembradío.

Pero cuando el extraño hombre enlazaba con sus brazos a la mujer para subirla en las ancas del caballo, la desdichada se transformaba en una enorme araña negra del mismo tamaño que el caballo. El pobre infeliz, involuntario testigo de tal acontecimiento aterrado veía cómo esa especie de tarántula inmensa apresaba en sus extremidades al hombre y al animal haciendo desaparecer sus rastros.


Días después al campesino lo encontraban vagando totalmente desnudo por el monte, con el cuerpo lacerado por tremendas ronchas repitiendo balbuceante que eran las secuelas de la viuda negra. El cuento concluía con el terror de todo un pueblo que no quería saber nada de andar por esa zona a esas horas de la noche.

Los cuentistas se sacaban punta con cada nueva fábula, y mientras algunos guardaban silencio aseverando con un movimiento de cabeza. Otros se atrevían a aportar algún detalle haciendo más apasionado el relato. Inmediatamente el nuevo intérprete ponía mayor énfasis en detallar el siguiente hecho. Casi siempre eran los hombres los que redundaban en pormenores geográficos. La mujeres entre ellas mi madre eran las que aportaban los detalles pintorescos y morbosos. Pero siempre tratando de darle al relato un sentido macabro e impactante y así pasaban a visualizar lo que transcurría en estas noches sombrías o de luna llena.

Se decía que más de una persona al cruzar las vías férreas se había detenido compungido en su camino al oír desde lejos el llanto de una criatura, cuando encontraba al pequeño abandonado entre los pastizales y lo tomaban en brazos para arroparlo, el niño de no más de tres meses lanzaba una tremenda carcajada que hacía aterrorizar al más valiente. Cuando el desprevenido mortal tratando de vencer el miedo llevaba a la criaturita a la luz de la luna, veía que el niño que seguía riendo mostraba una completa dentadura de adulto; ahí nomás el samaritano tiraba al niño y salía despavorido como rata por tirante.

Pero para decir verdad lo que acaparaba mi curiosidad y me quitaba el sueño eran los relatos que mi madre muy exultante nos dibujaba en las sienes con sus propias pinceladas. Una de las tantas historias verídicas, según mi madre, era algo que le habían contado en una casa donde entró una vez a trabajar de sirvienta cuando ella era jovencita.


Le habían dicho de una muchacha que se había vuelto loca porque la criatura que cuidaba lloraba todo el día; esta joven inexperta quedaba al cuidado del pequeño de una familia acaudalada. Una noche al volver del trabajo la dueña de casa encuentra su casa aseada y la mesa muy bien servida. La mujer feliz advierte en una de las fuentes un exquisito manjar con distintas verduras glaseadas que lucía muy apetitosa, sin más demora la dueña de casa muy contenta le hace el honor. Al término de la opípara y delicada comida y luego de agradecer el esmero de la fámula le pide que le traiga al niño para darle el beso de las buenas noches. La domestica muy suelta de cuerpo y terminando de ordenar con mucho celo la vajilla de su ama, le dice: _Señora, usted recién lo ha terminado de comer.

Estas historias en esos tiempos para mí modo de ver, eran tan terroríficas como las películas de terror que se muestran hoy en el cine. Pero la verdadera historia que me imbuía en tremendas pesadillas eran las que mi madre contaba sobre gente que resultaba calcinada en tremendos incendios.


Y esta otra, es la historia de una mujer muy pobre y enferma quien el marido siempre volvía a su casa borracho, un día se va de la casa abandonándola con sus muchos hijos. La mujer sin dinero y sin trabajo no tenía qué darles de comer a las criaturas, cansada de escuchar la queja de éstos, una tarde decide atarlos uno por uno a la cama, y va en busca de un bidón de kerosén. Hallando la lata vacía desata a una de las niñas y la manda con el último céntimo a comprar el fluido. La niña llorando porque intuye lo que su madre se propone hacer con ella y sus hermanitos corre a cumplir con el mandado. Pero cuando le despachan el vil fluido una pequeña esperanza cruza por su almita y con voz apenas audible avisa al empleado de que su mamita la va a matar junto a sus hermanitos. El buen hombre acariciando las guedejas sucias de la pobre niñita y con voz afligida le dice:


_”Ve tranquila querida, lleva el kerosén y dile a tu mamita que otro día me lo pague”.

Toda vez que mi mamá nos repetía la historia de la niña; con mis hermanas rogábamos hasta las últimas notas del triste relato, que la criatura no volviera a la casa donde estaba la madre. Pero eso era imposible ya que allí estaban sus hermanitos.



María Luz 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario

FELIZ NAVIDAD!!!!!!

MAÑANA ES DÍA DE FIESTA, DÍA DE NAVIDAD.
POR ESO LA CAMPANITA NO HACE MÁS QUE REPICAR.
CAMPANITA DE LA IGLESIA, PARECE MI CORAZÓN
Y EL CORAZÓN DE MI PUEBLO,
QUE REPICA EN CADA PALPITACIÓN.

HACE NO SÉ CUANTOS AÑOS EN BELÉN NACIÓ EL SEÑOR. POR LOS CIELOS, MILAGROSO, UN LUCERO
APARECIÓ. EN SU CUNITA DE PAJA FUERON A DARLE CALOR UN BUEY, UN ASNO Y TRES REYES, SEGÚN ME CONTÓ UN PASTOR.

Y CON TÁN CÁLIDO ALIENTO FUE CRECIENDO EL NIÑO DIOS, PARA INUNDAR EL MUNDO DE PAZ CONSUELO Y AMOR.

FESTEJANDO EL NACIMIENTO HABRÁ ALEGRÍA EN LAS ALMAS, Y EN LA MESA PAVO, CASTAÑAS Y SIDRA.

Y EL CORAZÓN DE MI PUEBLO, IGUAL QUE MI CORAZÓN, PASARÁ EL DÍA DE FIESTA
REPICA QUE TE REPICA.

EN ESTA NAVIDAD DIOS BENDIGA A MI FAMILIA

EN ESTA NAVIDAD DIOS BENDIGA A MI FAMILIA
Y A TODA LAS FAMILIAS DEL MUNDO!!

MARÍA LUZ

MIS SUEÑOS

Mi foto
San Fernando, Bs As, Argentina
ABUELA, MADRE Y ESPOSA CON ALARDES DE ESCRITORA.

NADA PUEDE LASTIMARTE A MENOS QUE...

NADA PUEDE LASTIMARTE A MENOS QUE...
LE CONCEDAS EL PODER DE HACERLO

EDU Y NOE COMPARTIENDO UNA RICA TORTA

EDU Y NOE COMPARTIENDO UNA RICA TORTA
EN "FAME" DE BELGRANO

FELIZ AÑO 2010 Y QUE SE CUMPLAN TODOS LOS SUEÑOS!!

BRINDO POR UN AÑO BENDECIDO PARA TODOS LOS ARGENTINOS, MI FAMILIA Y AMIGOS QUE RECIDEN EN DISTINTOS LUGARES DE ESTE UNIVERSO MARAVILLOSO...

QUE DIOS NOS GUARDE DEL MAL QUE ALCANZÓ AL MUNDO EN ESTOS TIEMPOS... Y QUE TODOS PODAMOS ACERCARNOS MÁS AL CRISTO DE LA GLORIA Y ASÍ SENTIR SU PRECENSIA CADA DÍA DE ESTE AÑO...

QUE DIOS NOS BENDIGA HERMANOS Y QUE NUNCA NOS DESAMPARE...

AMÉN